Gracias a la tecnologia, pacientes en cuidados intensivos en Guainia superaron el COVID-19
Juancito Rodriguez Gaitan tiene 72 años, 5 hijos y 8 nietos. Él y su esposa Elvia, con quien lleva 42 años de casado, se dedican a la agricultura.
Durante cinco meses, siembran yuca, maiz, ahuyama y aji y, al obtener la cosecha, separan una parte para su hogar y, la otra, la comercializan en la plaza central de su municipio. Ahi tambien venden gallinas criollas.
Lo que lo enamoro de su compañera sentimental, segun afirma, fue que trabaja bien: “no por otra cosa, ninguno de los dos somos romanticos”, enfatiza. Pese a ello, por estos dias, lo que mas agradece a Diosito, como el le llama, es que “lo saco adelante para seguir a su lado”, tras permanecer casi 20 dias internado en el Hospital Manuel Elkin Patarroyo de Inirida, capital del departamento de Guainia, luego de contagiarse de COVID-19
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Debido a su cuadro clinico, en este centro asistencial tuvo que ser ingresado a una UCI. Y fue precisamente alli donde se pudo monitorear su condicion de salud, de manera remota desde Bogota, por intensivistas del Hospital de la Universidad Nacional, gracias a la implementacion de unas gafas especiales, una plataforma de realidad asistida.
Segun expertos, el uso de esta tecnologia ha sido de vital importancia para la atencion de usuarios que han requerido de manejo clinico con especialistas con los que no se cuenta de manera presencial en zonas apartadas del territorio nacional. Asi lo destaca Fabian Acosta, medico internista de UCI en Inirida.
“En mi concepto, este es un sistema pionero en el departamento, el cual facilita, entre otras cosas, que las rondas sean un poco mas dinamicas, lo que se traduce en una mejor atencion. Primero se empezaron a implementar las telerondas, pero con las gafas se nos hizo mas facil que los intensivistas, por ejemplo, lograran ver el ventilador en tiempo real desde Bogota; ver las curvas de flujo en momentos en los que los pacientes tienen compromiso pulmonar es supremamente importante, ver como responden a los cambios del ventilador, porque tambien es complejo tratar de explicarle a los especialistas por voz. Es muy buena esta experiencia y no representa ninguna afectacion para el paciente”, recalca Acosta.
En casos como el de Juancito, la puesta en funcionamiento del dispositivo ha contribuido tambien a que no sea necesario remitir a los pacientes a otros territorios del pais precisamente para que un intensivista los valore, segun Norma Parra, gerente de Coosalud en Guainia.
“La calidad de vida del paciente ha mejorado totalmente. Ellos han sentido ese beneficio, porque no los hemos sacado de su entorno, el tratamiento ha sido completo aca en Inirida. Cuando reciben el alta medica, salen directamente hacia sus viviendas. La mayoria de nuestra poblacion es indigena y a veces nos corresponde llevarlos a una cultura completamente extraña para ellos, en cuanto al clima, vivencias, costumbres. Y pues aca, ademas, estan cerca a sus familias”, describe Parra.
Jairo Perez, medico intensivista del Hospital de la Universidad Nacional, resalta otra de las ventajas frente al uso de la tecnologia: “ademas de la disminucion de las remisiones, otra de las oportunidades que tenemos con este sistema es que podemos detectar de forma mas precisa cuando definitivamente si toca sacar al paciente de la region porque requiere de una institucion de alta complejidad. Con esto se disminuye el riesgo de complicacion en los pacientes”.
Asi sucedio con la usuaria Maria del Mar Miranda, quien inicialmente se encontraba en la UCI del Manuel Elkin Patarroyo, monitoreada con el dispositivo y, gracias a este, los especialistas identificaron que era necesario su traslado a Bogota.
La joven, de 31 años, comenzo a sentir fiebre alta, fatiga y el malestar general se le agudizo. “Me cuenta el (el esposo), porque uno pierde hasta el conocimiento, que, faltando dos o tres dias para terminar el aislamiento, me tuvo que llevar a urgencias, ahi me toman unas placas y me dan temporalmente de alta. Pero el dia 25 debo volver al hospital, pues ya estaba saturando en 86, con temperaturas sobre los 41 grados. Ahi me mandan a sala respiratoria, me intuban. Mi hermano tambien se encontraba contagiado en UCI y el da el consentimiento para que sigan mi procedimiento, pero luego los medicos determinan que debo ser trasladada a Bogota”, relata.
En la capital del pais, Maria del Mar tuvo que ser sometida a un coma inducido con respirador mecanico durante nueve dias; luego paso a unidad de cuidados intermedios. Solo podia hablar, mover la cabeza y un poco las manos. “Yo soy una persona cronica, tengo hipertension hace mas de un año y, durante la atencion, siempre le dieron manejo a mi patologia”, apunta.
Una situacion similar atraveso Solangye Gonzalez, quien a sus siete meses de embarazo recibio la noticia de que era positiva para COVID-19. Eso represento una gran angustia para ella, no solo por su salud, sino por la del bebe, sobre todo porque estuvo durante seis años tratando de quedar embarazada y no lo habia logrado.
Solangye fue internada en el Manuel Elkin Patarroyo el primero de septiembre, al dia siguiente la intubaron y, luego de establecer su condicion de riesgo, con la ayuda de la alta tecnologia de las gafas de realidad asistida, fue remitida a Bogota por orden medica, con el fin de mejorar su poco favorable estado de salud.
Para ella fue una sorpresa, pues cuenta que viajo dormida. Cuando desperto, el jueves 3 de septiembre, ya estaba en la capital colombiana junto con su hermanastra, Linda Victoria, que le sirvio de compañia. Ese mismo dia nacio su hijo, lejos de la tierra natal de su mama, pero bien. “Fue muy emocionante ver a mi bebe nacer, aunque solo lo pude apreciar de lejos, lo alejaron de mi por mi situacion de salud”, manifiesta.