La alimentación en la tercera edad. ¿Qué comer y qué no cuando nos hacemos mayores?
Cambios fisiológicos que influyen en las necesidades nutricionales
•Se reduce la masa magra de los órganos, se pierde masa ósea y agua corporal total y aumenta el tejido graso.
•Debido a una disminución cuantitativa y cualitativa de las secreciones digestivas y de la actividad enzimática, son más frecuentes las alteraciones digestivas, entre ellas, el reflujo, la disfagia -dificultad para tragar-, el estreñimiento o la saciedad precoz.
•Es común la falta de alguna pieza dental, la sequedad bucal y la presencia de llagas, lo que les dificulta mucho a la hora de comer.
Necesidades nutricionales en la tercera edad
•Que la dieta diaria tenga, al menos, 1.500 kcal.
•Tomar diariamente unos 2,5 litros de líquidos al día y forzarse a beber, aunque no se tenga sed, pues a esta edad la sensación de sed se ve disminuida y es más fácil deshidratarse.
•Preparar los alimentos de forma sencilla, como cocidos, asados, rehogados, escalfados, a la plancha… y con una textura fácil de masticar y tragar.
•No recalentar varias veces los alimentos, pues pierden vitaminas.
•Tomar lácteos a diario, al menos dos raciones, para garantizar el aporte necesario de calcio y prevenir o retrasar la aparición de osteoporosis, que son de 1.200 mg para los hombres y 1.300 mg para las mujeres.
•Siempre que le sea posible, comer acompañado de seres queridos.
¿Son necesarios los suplementos?
En cualquier caso, la dieta en la tercera edad, deberá siempre estar controlada y supervisada por un geriatra, que determinará las necesidades nutricionales de cada persona mayor en fusión de su edad y comorbilidades, pues, por ejemplo, las personas con insuficiencia renal crónica deben vigilar las proteínas, lácteos y algunos minerales o los ancianos con disfagia o pocas piezas dentales deberán comer triturados algunos alimentos.