“La vitamina D ayuda a reducir el riesgo de infecciones respiratorias y algunos tipos de cáncer”
La vitamina D es uno de los micronutrientes más importantes para nuestra salud. Mantener niveles adecuados de esta sustancia es fundamental para la salud ósea, cardiovascular y neurológica. Porque su función consiste principalmente en mantener huesos, músculos y nervios saludables, apoyar el sistema inmunitario y ayudar al cuerpo a usar más del calcio que se encuentra en los alimentos.
La vitamina D es liposoluble, es decir, se disuelve en grasas y aceites, almacenándose en los tejidos grasos y en el hígado. Se sintetiza en la piel gracias a la acción de la luz solar y se puede obtener a través de los alimentos o a través de suplementos. Es una vitamina importante: su deficiencia puede provocar varias complicaciones.
El pasado 2 de noviembre fue el Día Mundial de la vitamina D. De su necesidad y sus funciones hablamos con la doctora Begoña Ortiz Santodomingo, directora del Área Científica de Farmasierra.
La vitamina D necesita de la dieta, sí, como otras, pero es única porque también requiere del sol para activarse, ¿verdad?
Primero hay que aclarar que, a pesar de su nombre, la vitamina D es en realidad una hormona. El cuerpo humano puede fabricar vitamina D cuando nos exponemos al sol. Este proceso es muy importante porque, aunque es cierto que también podemos obtener vitamina D de la dieta, con esta síntesis propia cubrimos aproximadamente el 80% de nuestras necesidades de vitamina D.
Pero, ¿tanto? ¿De verdad que la exposición al sol cubre un 80% de las necesidades de vitamina D?
Sí, es que la exposición solar es el método muy eficaz para sintetizar vitamina D. Además, el ser humano produce una forma de vitamina D (colecalciferol o vitamina D3) que es la forma más biodisponible para nuestro organismo.
Y sin embargo, los españoles suspendemos en vitamina D. El estudio ANIBES mostró que el 94% de la población entre 10 y 75 años consumía menos del 80% de la ingesta recomendada. ¿Cómo puede ser que eso ocurra en un país que presume de sol?
Los datos epidemiológicos sobre la deficiencia de vitamina D en España son sorprendentes, especialmente considerando que vivimos en un país soleado. En los países nórdicos la población conoce la importancia de la vitamina D, pero también saben que no pueden contar con el sol como fuente de vitamina D. Por eso, suplementan a la población con vitamina D, a través de la dieta con alimentos fortificados o a través de los complementos alimenticios, y así garantizan los niveles de vitamina D.
Pero, ¿nuestro estilo de vida ayuda a ello?
En España contamos con obtener vitamina D a través del sol, y no insistimos en la dieta. Pero la realidad es que nuestro estilo de vida, caracterizado por el sedentarismo, y largos periodos de tiempo en interiores (trabajo, coche, ancianos institucionalizados…etc.), limita nuestra exposición a los rayos solares: y esa es la causa de que los datos sobre hipovitaminosis D sean peores que los vistos en otros países.
¿Quiénes tienen mayor riesgo de sufrir déficit de vitamina D?
Las personas que se exponen poco al sol, tienen mayor riesgo de déficit de vitamina D. Son personas que pasan mucho tiempo en interiores, aquellos que tienen un estilo de vida sedentario, trabajadores nocturnos, etc. Constituyen también población de riesgo los ancianos, ya que con la edad la piel se vuelve menos eficiente en la producción de vitamina D. Además, aquellos que viven en residencias o centros de cuidado a largo plazo, suelen tener una movilidad limitada y, por lo tanto, una menor exposición al sol y mayor riesgo de déficit.
Y las personas con obesidad…
Sí, también son de riesgo; incluso aquellas con exposición solar adecuada, ya que la vitamina D es de naturaleza grasa y puede quedar “atrapada” en las células grasas, disminuyendo los niveles de vitamina D disponibles. También son población de riesgo los pacientes con enfermedades crónicas o aquellos en tratamiento con ciertos medicamentos (corticosteroides y anticonvulsivantes) que pueden interferir con la producción o el uso de la vitamina D en el organismo.
Los niños, en pleno crecimiento, ¿necesitan más vitamina D?Para los niños mayores de un año se recomiendan dosis de 600 UI al día de vitamina D. Estas necesidades pueden cubrirse mediante exposición solar moderada (que jueguen aire libre), y con una alimentación equilibrada que incluye alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos, huevos y productos lácteos fortificados. Pero no es recomendable que se aporte vitamina D a los niños sin consejo médico. Siempre será el pediatra el que puede encontrar necesario o no suplementar con vitamina D a un niño.
Y entonces también los bebés, ¿no?
Los bebes menores de 1 año merecen una mención especial. Es una población con baja o nula exposición al sol, y su dieta exclusiva, es en muchos casos la leche materna, que, siendo el mejor alimento para los bebés, no contiene grandes cantidades de vitamina D.
La vitamina D cumple diversas funciones importantes, como ayudar a la salud ósea o al sistema inmunológico, pero ¿también sirve para prevenir enfermedades?La primera actividad descrita para la vitamina D a finales del siglo XIX, y por tanto la más conocida, es la acción que ejerce sobre el sistema musculoesquelético, contribuyendo a fortalecer hueso y músculos. En los últimos años se ha definido la importancia de la vitamina D en el buen funcionamiento del sistema inmunológico, ayudando a reducir el riesgo de infecciones respiratorias, enfermedades autoinmunes y algunos tipos de cáncer.
¿Qué más efectos positivos tiene la vitamina D sobre el organismo?
Los estudios más recientes también sugieren, que niveles de vitamina D adecuados ayudan a controlar la presión arterial y reducir la inflamación. Otros estudios apuntan que la vitamina D mejora la sensibilidad a la insulina, lo cual es muy importante en el desarrollo y la evaluación de la diabetes. Estos resultados son muy esperanzadores, y nos deben animar a cuidar los niveles de vitamina D, principalmente a través de una dieta equilibrada, ejercicio regular al aire libre y un estilo de vida saludable.
Muchas personas no obtienen suficiente vitamina D a través de la exposición solar y la dieta. ¿Sirven entonces los suplementos?
Es cierto que hay grupos de población para los que es más difícil mantener los niveles de vitamina D: son las poblaciones de riesgo de las que hablábamos antes. En estos casos lo recomendable es consultar con el médico, para que monitorice los niveles de vitamina D de dicho paciente y, de acuerdo con su criterio, aconseje tratamiento para recuperar, y después mantener, los niveles de vitamina D.
Entre esos suplementos vemos que hay vitamina D2 y D3. ¿En qué se diferencian?
Siendo ambas una opción válida para la salud, la vitamina D3 suele ser de elección debido a su mayor potencia y eficacia. Estas dos formas se diferencian en su origen: vitamina D3 (colecalciferol) procede de alimentos de origen animal, mientras que vitamina D2 (ergocalciferol) procede de fuentes vegetales, Por eso los pacientes vegetarianos o veganos, suelen preferir tratarse con los suplementos con vitamina D2.
Y qué es mejor: ¿gotas, pastillas o ampollas?
Todas las presentaciones tienen la misma dosis. Es el médico el que debe recomendar la dosis y la forma en función de las características del paciente. A la hora de administrar vitamina D hay formas farmacéuticas que son más convenientes. Por ejemplo, las soluciones orales en niños, siempre provistas de un sistema de dosificación fiable y exacto. En adultos, las formas orales sólidas son cómodas y garantizan una dosis exacta. La administración en comprimidos minimiza el riesgo de errores de medicación descrito para las formas líquidas.
Suplementos, ¿también para los niños?
Los suplementos de vitamina D pueden ser muy beneficiosos para la salud de los niños, especialmente aquellos que no obtienen suficiente vitamina D a través de la dieta y la exposición solar. Sin embargo, es fundamental consultar a un pediatra antes de comenzar cualquier suplementación.
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