Ni solo frutas ni todo verduras: los diez errores al querer adelgazar, según la nutricionista Lucía Bultó
Casi la mitad de la población en España ha internado perder peso, un dato que en el caso de los adolescentes se convierte preocupante, porque uno de cada cinco adolescentes ha seguido alguna dieta en algún momento de su vida, según la Fundación FAD Juventud. Mantenernos saludables es esencial y para ello la alimentación es clave, pero lo más habitual es pensar que no necesitamos ayuda de profesionales, lo que nos lleva a cometer errores que pueden poner en peligro nuestra salud.
Esperamos encontrar una forma rápida de perder peso y que no requiera esfuerzo, pero no siempre somos conscientes que no solo se trata de cambiar lo que comemos o empezar a hacer ejercicio, son muchos los factores que influyen a la hora de perder peso y todos ellos hay que tenerlos en cuenta, por eso un enfoque general es tan importante, un apoyo que solo pueden proporcionarnos profesionales, que no solo diseñan planes a de alimentación a nuestra medida, sino que nos acompañan en todo el proceso de cambio de hábitos que es necesario para perder peso de manera efectiva y saludable, sin temor al efecto rebote.
Los diez errores que cometemos al querer adelgazar
Plantearnos perder peso es algo que tenemos que hacer por los motivos adecuados y poniéndonos en manos de los profesionales que más puedan ayudarnos, porque si no lo hacemos bien corremos el riesgo de cometer algunos errores que, con el tiempo, podrían poner en peligro nuestra salud, tal y como destaca la nutricionista Lucía Bultó para Nutriendo, un proyecto de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Estos son los diez errores más habituales:
- No acudir al profesional sanitario mejor cualificado. Es esencial ponerse en manos de profesionales que nos ayuden en el camino y encontrar el que mejor se adapte a lo que buscamos y necesitamos no siempre es sencillo, en ocasiones hay que buscar un poco más de lo que nos gustaría. Si encontramos a la persona adecuada, podremos cambiar nuestro estilo de vida y evitar poner en riesgo nuestra salud.
- Pesarse a diario. Obsesionarse con los números no es una buena idea, el peso fluctúa y estar pendiente solo de eso puede hacer que nos llevemos un disgusto cuando los resultados no son los esperados, aunque sean buenos, por ejemplo, el músculo pesa más que la grasa, por lo que si estamos cambiando una por otro, el peso variará. Hay muchas más formas de saber si estamos avanzando en nuestra meta y no todas pasan por la báscula.
- Querer adelgazar solo de una zona. “Por un lado, pasar por alto nuestro somatotipo y la genética (hay complexiones más fuertes, figuras más curvilíneas…). Por otro, desconocer que cuando se adelgaza de forma adecuada, es decir, con el consejo del dietista-nutricionista, la grasa corporal se pierde de diferentes partes del cuerpo”, explica Lucía. Gracias al ejercicio podemos tonificar los músculos de determinada zona, pero perder grasa se hace de manera más o menos general.
- Pretender adelgazar rápidamente y sin esfuerzo. Esto no es posible y las dietas milagro son claro ejemplo de ello. No es posible perder peso de manera rápida y sin esfuerzo sin después recuperarlo o por el camino poner en riesgo nuestra salud. Es necesario cambiar hábitos, tanto de vida como alimentarios.
- Saltarse comidas. Hacer esto con la intención de ingerir menos calorías nunca es una buena idea, el hambre posterior puede hacer que no haya servido de nada y que en la siguiente ingesta se coma en exceso. Además, este tipo de ‘soluciones’ puede derivar en problemas en el futuro.
- Echar toda la culpa a la genética. Señala Bultó que “aunque existe un componente genético que puede incrementar el riesgo de obesidad en un grupo relativamente bajo de población, la mayoría de las personas que viven con obesidad lo hacen en entornos que favorecen la obesidad. Es lo que conocemos como entornos obesogénicos”.
- No adaptar la dieta a la persona. Que una dieta le haya funcionado a una persona no quiere decir que lo haga siempre, cada persona es diferente y tiene sus necesidades, también sus costumbres y gustos y todo ello es importante a la hora de establecer un plan para perder peso de la mano de un profesional porque, tal y como explica Lucía, “La clave está en la adherencia a la dieta, y esta será mayor cuando mejor se adapte a las particularidades de la persona”.
- Eliminar alimentos básicos. Eliminar uno o varios grupos de alimentos, como los carbohidratos, es un error, suelen ser dietas excesivamente restrictivas que no son aplicables a largo plazo y que favorecen la aparición del efecto rebote. Por ejemplo, si eliminamos la fruta por temor al azúcar, también dejaríamos fuera sus vitaminas y minerales, fibra y compuestos bioactivos. “Si no llegan carbohidratos, el cuerpo tensiona el metabolismo degradando proteínas de la masa muscular. Incluso produciendo, en casos de dietas exentas de estos nutrientes, elementos tóxicos que pueden poner en riesgo la salud”.
- No hay alimentos que engordan y otros que adelgazan. No conviene clasificar así a los alimentos, es mejor pensar en ellos como alimentos que podemos consumir a diario y otros que es mejor tomar solo de manera ocasional. No existen alimentos que engorden y otros que adelgacen y tener muchas calorías no hace que sea malo necesariamente, como sucede con el aceite de oliva.
- No dar importancia a la actividad física y al sueño. Si bien es habitual centrarnos en la alimentación cuando queremos perder peso, hay otros muchos factores a tener en cuenta, como pueden ser estos dos. Intentar llevar una vida más activa puede ser esencial, así como favorecer un buen descanso. “Una persona que duerme mal tiene más tendencia a sufrir desequilibrios que pueden facilitar malos hábitos de alimentación y el riesgo de aumentar de peso”, aclara la nutricionista.
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