El cicloturismo gana terreno en España como alternativa sostenible y reposada de viajar: “La gente repite año tras año”
Perico lleva más de 20 años recorriendo España y países como Croacia, Islandia y China a golpe de pedal. Su afición empezó cuando era universitario y viajaba en bicicleta con amigos a las cuevas de San Caprasio —entre Zaragoza y Huesca— y a las pozas de Arnedillo —La Rioja— guiándose con mapas en papel. Actualmente, ya con pareja e hijos, siguen viajando en bicicleta al menos dos veces al año, en Semana Santa y en verano: “Ahora vamos a ir por la costa sur de Portugal, desde Lisboa hasta el Cabo de San Vicente”.
Suelen autoorganizar su viaje buscando los alojamientos y recorridos, y su gasto medio ronda los 60 euros por persona. “Cuando era joven iba más a la aventura y gastaba lo mínimo. Ahora somos una familia de cinco personas y lo planificamos más, sobre todo para reservar apartamentos o albergues y tener comida caliente”, cuenta a este medio.
Lo que más le “engancha” del cicloturismo es que le permite adentrarse mejor en los lugares por donde pasa. “Recorres cada sitio a un ritmo que te da tiempo a disfrutarlo. Además, pasas por pueblos donde apenas van turistas y tienes un trato directo con su gente, que es diferente a lo que te puede dar una agencia de turismo”, explica.
En España, esta actividad todavía está brotando y, por ello, hay pocas estadísticas sobre su incidencia. Por ejemplo, en la ruta de EuroVelo 1 —que va desde Noruega hasta España y Portugal— la afluencia ciclista “aumentó repentinamente” desde la pandemia del coronavirus: en verano de 2020 creció un 19% con respecto a la misma estación de 2019, y en otoño el alza fue del 27%. En casi todas las estaciones, entre 2020 y 2022, hubo un incremento “significativo” de ciclistas en esta ruta, según un informe de EuroVelo España de 2023 [ver PDF].
Mientras tanto, el cicloturismo continúa subiendo de marcha y va suscitando el interés de las administraciones públicas, que ven el potencial económico y medioambiental que puede tener para sus territorios, especialmente en las zonas rurales.
Más ocio que competición: el perfil del cicloturista
El cicloturismo, en su definición más pura, no tiene un carácter competitivo. Quienes lo practican buscan disfrutar de la experiencia, tener un mayor contacto con la naturaleza y acentuar la conexión con los lugares que van visitando. “Uno de los problemas que tiene el turismo español actual es la masificación de los destinos. El cicloturismo ayuda a conocer otros pueblos y realidades, y las zonas rurales se ven muy impulsadas por él”, explica a este medio Belén Calahorro, coordinadora de PedalSpain y EuroVelo España.
Esta modalidad empezó a popularizarse en España hace unas tres décadas motivado por la apertura del turismo a nivel internacional, los movimientos ecologistas, los primeros encuentros de cicloturistas y el impulso de una infraestructura enfocada a la bicicleta que, no obstante, todavía queda por ampliar y mejorar. “En nuestro país, el cicloturismo está muy relacionado con el entorno deportivo, pero en otros países lo ven de forma más universal”, matiza.
Por ello, divide a los cicloturistas en tres grupos. Primero, quienes pasan varios días en un destino y cuyo objetivo principal es practicar ciclismo; luego, aquellos que van a una ciudad con la intención de visitarla y, como actividad añadida, hacen una ruta en bicicleta; y finalmente, los que hacen excursiones concretas de un día. “La motivación no es la competición, normalmente es una experiencia de viaje y ocio”, aclara Calahorro, que también es trabajadora del equipo técnico de ConBici, una asociación que busca impulsar el uso de la bicicleta en las ciudades y el cicloturismo.
España, con potencial para convertirse en un referente en Europa
Como cuenta la experta, España ha sido uno de los países que más ha aumentado su infraestructura ciclista recientemente, sobre todo porque también era el que más a la cola estaba en Europa. Francia y Alemania son las dos principales referencias, ya que allí se practica de forma “masiva” y tiene un impacto económico en sectores como el alojamiento y la alimentación, según un informe de 2024 publicado por ConBici. “Nuestro país tiene muchas posibilidades por su variedad natural y territorial, pero aún no se ha trabajado lo suficiente a nivel nacional ni autonómico”, matiza Calahorro. Para ella, además, es una alternativa que abandera un turismo “sostenible” y respetuoso con el medioambiente.
Entretanto, asegura que ya hay comunidades que han evaluado sus beneficios y están trabajando por impulsarlo, como Cataluña, Palma de Mallorca, Navarra, Andalucía y la Comunidad Valenciana. Por ejemplo, la actividad de las Vías Verdes de Girona —con 325 kilómetros de itinerarios ciclables y senderistas— genera 125 puestos de trabajo y supone un impulso para alojamientos, restauración y servicios de los territorios por donde transcurren, sobre todo en las zonas más rurales. En total, tiene un impacto económico de 6,86 millones de euros anuales, según un estudio publicado por la Diputación de Girona con datos hasta 2023 [ver PDF].
Y aunque en España —matiza Calahorro— el cicloturismo aún sigue estando asociado a eventos deportivos y competitivos, hay rutas como el Camino de Santiago, el Camino del Cid y la Red de EuroVelo que “universalizan” la práctica ciclista. “Ayudan a que haya familias e incluso personas más mayores que se planteen recorrer una Vía Verde, que puede ser menos exigente. El cicloturismo ofrece muchas posibilidades sin necesidad de tener soltura con la bicicleta”, argumenta.
Impulso de la demanda tras el coronavirus
Para las empresas especializadas en este nicho, el coronavirus supuso un punto de inflexión. “Después de la pandemia había una demanda contenida, y en 2021 y 2022 se notó una subida bastante grande. Además, se aficionó gente que no había viajado nunca de esta manera” cuenta a este medio Chus Blázquez, director de Rutas Pangea.
Su agencia está especializada viajes guiados, que se suelen hacer en grupos con una fecha de salida y retorno, un programa y un guía durante el recorrido, todo ello acompañado de transporte y servicios de apoyo. “Nuestro público suele tener 45 años o más y lo practican hombres y mujeres”, cuenta Blázquez, que asegura que “la gente repite año tras año porque quieren descubrir cosas nuevas” y varían entre destinos nacionales e internacionales. El gasto medio por persona ronda los 150 euros por día.
¿Y cuáles son las temporadas fuertes? Depende del público. Como indica, los extranjeros suelen hacer viajes por España en primavera y otoño —por las temperaturas más suaves que en sus países de origen—, mientras que el público nacional se mantiene más estable durante todo el año.
Crecimiento del cliente extranjero
Precisamente en el perfil extranjero es donde tienen puesto el foco algunas agencias. “El 90% de nuestro público es internacional; hay muchos holandeses, británicos, alemanes, suecos, australianos… y una de las rutas más demandadas últimamente es el Camino del Norte [de Irún a Santiago de Compostela]”, cuenta a este medio María Knaapen, fundadora de la S-Cape Travel España. Sus clientes españoles, por el contrario, prefieren recorridos por los ríos franceses o por Países Bajos.
Su empresa está especializada en viajes autoguiados de cicloturismo y senderismo en los que no hay un guía físico. La empresa se encarga de reservar previamente alojamiento y transporte y ofrece asesoramiento al cliente, todo ello acompañado de una aplicación móvil para seguir las rutas a su ritmo. “Esta fórmula engancha porque lo tienes todo organizado, no tienes que seguir a un grupo ni un guía”, comenta Knaapen, que también destaca el auge del uso de bicicletas eléctricas en algunos recorridos. En su caso, el gasto medio ronda los 1.000 euros por persona en un viaje de ocho días.
Por otro lado, también hay agencias que después del coronavirus han ido ampliando su abanico de servicios. “La bicicleta empezó a popularizarse mucho y tuvimos que ofrecer recorridos menos técnicos porque los iban demandando cada vez más”, explica a este medio Luis Poch, fundador y CEO de Bikefriendly Tours, muy focalizada en cicloturismo deportivo.
Su público se divide en un 70% nacional y otro 30% internacional, donde caben europeos —belgas, británicos, holandeses…— y viajeros de Norteamérica y Sudamérica. En su caso, ese perfil extranjero es el que más crece cada año. “Tenemos dos tipos de cliente muy marcados: uno nacional que busca cicloturismo de montaña y gasta unos 130 euros al día, y otro que prefiere la bicicleta de carretera y puede gastar hasta 500 euros diarios”, indica.
Señal de la EuroVelo 6 en el cantón de Argovia, al norte de Suiza. GETTY IMAGES
Retos pendientes y futuro en España
Viendo que el cicloturismo está brotando en España, para Calahorro el siguiente paso es seguir la estela de países como Alemania, Francia y Países Bajos, y crear una red de agentes para desarrollar una estrategia, sobre todo, a nivel nacional. “Hay que poner en común a las asociaciones de cicloturistas, entidades públicas y empresas porque, a la hora de crear infraestructura, hay que usar la cabeza de quien la va a utilizar, es decir, aportando un servicio completo sobre dónde alojarse, comer, arreglar la bicicleta…”, remarca.
Por ello, entidades de diferentes sectores se están sumando para crear un Centro Coordinador del Cicloturismo en España (CCCE) con el fin de impulsar de forma estable el cicloturismo en España y siguiendo el camino de la Estrategia Estatal de la Bicicleta aprobada por el Gobierno en 2021.
Otro reto pendiente es mejorar la seguridad para sus usuarios. Para Perico, en España y Portugal “aún queda mucho por hacer” y “hace falta más infraestructura pensada para la bicicleta, por ejemplo, carriles exclusivos en la entrada de ciudades muy pobladas donde hay más tráfico y puede ser peligroso”. No obstante, reconoce que la actitud de los conductores en España hacia los ciclistas es más respetuosa que en otros países europeos.
De esta manera, los expertos consideran que España está empezando a posicionarse en el mapa mundial del cicloturismo. “Lo que vemos es la punta del iceberg y el crecimiento de aquí en adelante será mucho más grande que el que hemos visto hasta ahora”, señala Poch, que también hace hincapié en la necesidad de “hacer bien las cosas” para fomentarlo. Un primer paso, quizás, es la primera feria de cicloturismo en España que se celebrará los días 12, 13 y 14 de septiembre en Zaragoza, donde se buscará reunir a los agentes que rodean esta modalidad y el usuario final.
Sobre esta información
Ilustraciones: Jorge Moreno Aranda (InfografíaRTVE / Hiberus) | Desarrollo: DatosRTVE | Imagen Vía Verde de Ojos Negros: Spain by Bike (Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible)