La dieta mediterránea puede disminuir el riesgo de sufrir fallo cardíaco en las mujeres
España se encuentra entre los países del mundo con una mayor esperanza de vida, y en ello tienen mucho que ver algunas características de la dieta mediterránea que todavía son comunes en nuestro día a día. No en vano, se considera uno de los patrones alimentarios más saludables y se ha comprobado que tiene efectos beneficiosos muy importantes para nuestra salud cardiovascular y metabólica.
Por ejemplo, una nueva investigación llevada a cabo por un grupo de científicos europeos y publicada en el medio especializado Journal of Cardiac Failure ha encontrado ahora que la dieta mediterránea puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir fallo cardíaco (una condición en la que intervienen factores de riesgo como la enfermedad cardíaca isquémica, la obesidad, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo).
Dieta mediterránea y menor riesgo
Así se desprende, explican estos autores, de una revisión de nada menos que 682 publicaciones académicas previas que habían relacionado la dieta mediterránea con el riesgo de sufrir específicamente fallo cardíaco. En total, el conjunto de los trabajos incluían 216.385 participantes de origen europeo, siendo las mujeres un 54,7% de la población del estudio.
Para poder agregar mejor todos los datos de estas investigaciones, transformaron las diversas medidas de adherencia a la dieta mediterránea a un único sistema, que puntuaba de 0 a 9 la similitud en características de la dieta de estas personas con un modelo de la dieta mediterránea.
A lo largo de un seguimiento medio de once años, 6.978 personas terminaron sufriendo fallo cardíaco. Esto suponía un 3% del total de la población estudiada. Las personas que más se adherían a la dieta mediterránea tenían un riesgo mucho más bajo de estar en este grupo.
Diferencias en las mujeres
Un punto curioso es que, al separar por género a las personas, esta diferencia estadística era enteramente atribuible a las mujeres, ya que de hecho en los hombres la dieta mediterránea no producía una reducción significativa del riesgo.
El porqué de esto no está claro, pero lo cierto es que sabemos que la enfermedad se comporta de manera muy diferente en los distintos géneros. Por ejemplo, en las mujeres los síntomas suelen ser más inespecíficos, lo que conduce a cierto infradiagnóstico. Además, ciertos factores hormonales, especialmente a partir de la mediana edad, podrían suponer una vulnerabilidad añadida a las mujeres.
Por ejemplo, se cree que el estrógeno endógeno (producido por el cuerpo) tiene un efecto protector, y este podría reducirse a partir de la menopausia. En general, todas estas particularidades podrían contribuir a la diferencia en el modo en el que la dieta mediterránea protege la salud cardiovascular de hombres y mujeres.
Por qué es tan saludable la dieta mediterránea
La dieta mediterránea es un término amplio y muchas veces poco definido que hace referencia a una serie de patrones dietéticos comunes a diversas poblaciones a lo largo de la rivera mediterránea. A nivel científico, se considera que es predominantemente vegetariano y que incorpora grandes cantidades de alimentos frescos, como frutas y verduras, y pescado.
Lo que sí que resulta definitorio es la preferencia por grasas saludables, como las poliinsaturadas de frutos secos y el pescado azul o las monoinsaturadas del aceite de oliva. De cara al riesgo cardiovascular, probablemente este es el aspecto que explica los beneficios de la dieta mediterránea.
Se cree que el consumo preferente de estas clases de grasas ayuda a reducir los niveles de lípidos en el organismo y proteger frente al estrés oxidativo, además de mostrar efectos antiinflamatorios. Está comprobado que estos tipos de grasas protegen frente a la disfunción del endotelio (la capa interna de los vasos sanguíneos y la aterosclerosis, factores que contribuyen al riesgo de, entre otras patologías, sufrir fallo cardíaco.
Referencias
Bozkurt, Biykem et al. Heart Failure Epidemiology and Outcomes Statistics: A Report of the Heart Failure Society of America. Journal of Cardiac Failure (2024). DOI: 10.1016/j.cardfail.2023.07.006
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