Un estudio señala al virus de la enfermedad del beso como la principal causa de la esclerosis múltiple
Es uno de los grandes enigmas que la medicina todavía no ha conseguido desentrañar. El primer caso probable de esclerosis múltiple lo describió en el siglo XII san Torlak, patrón de Islandia, pero hubo que esperar hasta el XIX para que el neurólogo francés Jean-Martin Charcot lo catalogara como una patología distinta a las existentes. En todo este tiempo, el origen de esta afección ha sido un misterio, cuya resolución parece ahora un poco más cercana después de que un macroestudio de la Universidad de Harvard haya señalado al virus de la enfermedad del beso como la causa principal.
Casi tres millones de personas en el mundo padecen esclerosis múltiple, una enfermedad potencialmente incapacitante que se diagnostica entre los 20 y los 40 años y que se produce cuando el sistema inmune ataca por error el material que rodea y protege las células nerviosas (mielina) del cerebro y la médula espinal. En general, la enfermedad es leve, pero algunas personas pierden la capacidad de escribir, caminar o incluso hablar.
A resolver la incógnita sobre el detonante de esta patología ha contribuido un estudio de la Universidad de Harvard publicado en la revista Science, que ha analizado muestras de sangre de diez millones de militares estadounidenses a lo largo de 20 años, entre 1993 y 2013. El resultado: haberse infectado con el virus de Epstein-Barr (causante de la mononucleosis o enfermedad del beso) multiplica por 32 las probabilidades de sufrir esclerosis múltiple.
Hace tiempo que los investigadores sospechaban que el virus de Epstein-Barr jugaba un papel relevante en la esclerosis múltiple, que padecen 36 de cada 100.000 personas. Sin embargo, era muy difícil de probar, ya que más del 90% de los adultos se infectan con él, pero solo una pequeña parte desarrolla la enfermedad desmielinizante y no es posible demostrar directamente la causalidad.
El virus, “una causa y no una consecuencia” de la esclerosis múltiple
En el estudio estadounidense, 955 reclutas de los más de diez millones analizados fueron diagnosticados de esclerosis múltiple durante su servicio militar y de 801 se conservaban las muestras necesarias para realizar los estudios pertinentes. De todos ellos, 800 habían estado en contacto con el virus de Epstein-Barr.
Para poner a prueba su hipótesis, los investigadores de la Universidad de Harvard compararon las muestras de estos 801 reclutas con las de 1.566 militares que nunca desarrollaron esclerosis múltiple. Así encontraron que la infección por el virus de Epstein-Barr dispara el riesgo de desarrollar la patología autoinmune.
“Estos resultados no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido”, afirman los autores. Los hallazgos sugieren que la infección por este virus es “una causa y no una consecuencia de la esclerosis múltiple”, asegura el epidemiólogo Alberto Ascherio, jefe del equipo de Harvard, a la revista Science.
Por su parte, dos expertos independientes de la Universidad de Stanford, los doctores William H. Robinson y Lawrence Steinman, consideran que el virus parece ser “el desencadenante inicial”, pero que deben concurrir otros factores, que como genes que puedan hacer a las personas más vulnerables.
Además, los autores señalan que uno de los tratamientos más eficaces para la esclerosis múltiple son los anticuerpos monoclonales anti-CD20 y que dirigirse directamente al virus de Epstein-Barr podría tener grandes ventajas en comparación con fármacos utilizados hasta ahora para combatir la enfermedad, que tienen que administrarse por infusión intravenosa y pueden aumentar el riesgo de infecciones.