Diez frases que evitar decir a un niño para no mermar su autoestima
En una era en la que la educación positiva cobra fuerza y en la que los padres trabajan cada vez más para potenciar las fortalezas de sus hijos, muchos progenitores se sorprenden todavía utilizando, incluso sin darse cuenta o casi por inercia, ciertas frases o expresiones con las que pueden desmotivar, minar la autoestima o perjudicar la relación con los más pequeños de la casa.
Y si bien es cierto que el estrés de la vida diaria suele ser un mal compañero de viaje para los adultos, también lo es que el lenguaje y la forma de expresarnos tiene un peso fundamental en la manera de relacionarnos con los demás, incluidos los niños. Teniendo esto en cuenta, los expertos recomiendan hablarles como nos gustaría que nos hablasen a nosotros, evitar cualquier falta de respeto y, también, dejar de pronunciar diversas frases que pueden dañar la seguridad en sí mismos y un crecimiento pleno.
Tu hermano lo hace mejor
Una frase en la que la palabra ‘hermano’ puede sustituirse por ‘primo, amigo, vecino, compañero de colegio… ‘. Se trata de evitar hacer cualquier tipo de comparación con otros niños de su entorno algo que, sin embargo, se hace con frecuencia en numerosos entornos: el doméstico, el escolar, el deporte, los juegos… El niño recibe un mensaje claro: hay otro niño que lo hace mejor, siente que no podrá alcanzar esa meta y esto acaba dañando su autoestima. Por otro lado, se impide que disfrute de la actividad en sí ya que centramos la atención en los resultados que debe obtener. Hacemos hincapié en sus debilidades y no en sus fortalezas.
Si no haces esto, te castigaremos
El mensaje que se le transmite al niño no es el más idóneo. Con una frase así le damos a entender que para conseguir lo que quiera puede utilizar la intimidación. Buscamos que cumpla una orden o que haga algo a través de la amenaza y el miedo, algo que acabará por destrozar la confianza del pequeño en el adulto. La cosa puede llegar a complicarse todavía más cuando se da cuenta que tras la amenaza el castigo no se cumple. Ejemplo, si utilizamos una frase como: ‘si te portas mal o no haces lo que te pido, no tendrás regalos de Navidad’ y finalmente el niño obtiene sus regalos creerá que sus acciones no tienen consecuencias.
Si haces esto, te premiaremos con…
Le damos la vuelta a la frase anterior pero el resultado es igual de desastroso y tampoco beneficia ni a padres ni a hijos. ¿Qué entenderá el niño de una frase como esta? No aprenderá el por qué debe hacer las cosas sino que, básicamente, realizará las peticiones de sus padres para obtener un objetivo determinado que es beneficioso para él.
Eres malo
Error. El niño no es malo, hace algo mal. La diferencia es abismal. Si un niño cree que es malo también dará por hecho que no puede hacer nada por cambiar la situación. Sin embargo, cuando hace algo mal podemos explicarle cuál ha sido el error e indicarle cómo remediarlo o mejorar.
Porque yo lo digo
Cuando se acaban los argumentos o uno se cansa de pedir las cosas es habitual que nuestro lado más ‘dictador’ haga su aparición en escena. Cuando el niño se siente obligado a hacer algo por imperativo esto puede debilitar la relación con el adulto. No se trata de buscar la obediencia porque sí sino de hacerles entender y razonar los motivos por los que les pedimos algo y la necesidad de que coopere en las responsabilidades familiares.
No llores
Otro mensaje equivocado que mina la autoestima del pequeño. Pedirle a un niño que no llore supone obligarle a reprimir sus emociones y provocar que en un futuro le cueste expresar lo que siente. No hay que infravalorar los sentimientos del niño incluso cuando nos parezca que llorar por cosas nimias. Dejarle llorar y mostrar lo que siente le transmite el mensaje de que puede contar con nuestro apoyo y consuelo.
No te soporto / Estoy harto de ti
Por mucho que cualquier persona, ya sea adulto o niño, pueda agotar nuestra paciencia una expresión de este tipo puede minar la moral de cualquiera. El impacto para los niños pequeños puede ser muy perjudicial si éstos no entienden que trata de una crítica puntual hecha en un momento determinado y lo toman como algo permanente.
¿No te da vergüenza?
Este tipo de frase, que suele utilizarse generalmente delante de otras personas, dejan al niño en evidencia cuando comete un error o una equivocación y afecta de manera muy negativa en su autoestima provocándole un sentimiento de culpabilidad.
Pareces tonto
O ‘eres un vago’, ‘eres muy despistado’ y otras sentencias por el estilo pueden hacer mucho daño y además etiquetan al niño con un sambenito del que le va a ser difícil desprenderse. Limitan su desarrollo, les provoca frustración y desinterés. Si hay que etiquetar, que sea siempre por sus cualidades y méritos positivos.
Deja que ya lo hago yo
Otra frase limitadora donde las haya para un niño. Si el padre da por hecho que su hijo no va a saber hacer algo y toma el relevo, el mensaje que le está transmitiendo es que da igual que se esfuerce porque lo que interesa es el resultado y éste no va a ser bueno. Esto le va a convertir, de paso, en una persona dependiente, inmadura e insegura.