Una de cada diez parejas se separa en vacaciones de verano
Una de cada diez parejas se separa en vacaciones de verano o en las semanas posteriores, el 25% discute al menos una vez durante ese periodo de descanso y una cuarta parte de ellas riñe en las primeras 24 horas.
Son algunos de los datos que remarca el psicólogo de la Unidad de Psiquiatría del Hospital La Salud de Valencia Tony Crespo, que “desde la experiencia profesional” ha observado que “tras las vacaciones las consultas notan un incremento importante en consultas de terapia de pareja, ya que más de la mitad de las parejas o matrimonios discuten durante su periodo vacacional”.
Según los expertos, el periodo vacacional provoca cambios significativos en las rutinas. Durante todo el año las familias sufren las consecuencias de los horarios frenéticos, las múltiples tareas del hogar, los hijos y las obligaciones escolares y extraescolares y en demasiadas ocasiones las parejas quedan relevadas a “un segundo lugar” por falta de tiempo de dedicación, estrés, y sobre todo cansancio físico y mental.
Durante las vacaciones, todas estas responsabilidades quedan en suspenso “hasta septiembre”, y pasan a primer plano las relaciones con amigos y sobre todo con las parejas, por lo que hay más posibilidades para los “roces”. Según la citada Unidad de Psiquiatría, alguno de los problemas que suelen referir las parejas en sus terapias son: “Es como si mi pareja estuviera todo el rato pendiente de mí y eso me ahoga”.
Cambio de reglas
Esta situación suele surgir porque la mayor parte del año cada miembro de la pareja lleva sus propios ritmos y obligaciones. Una vez de vacaciones las reglas cambian, y las parejas se ven en la situación de “ceder parte de su tiempo y espacio personal a sus parejas”.
Muchas parejas llegan a las consultas enojadas después de verano, porque creen que han perdido “su tiempo” de vacaciones y que prácticamente no han hecho nada.
“También nos encontramos a parejas en las que uno de los miembros toma el rol de ‘organizador’, siendo éste quien sugiere y dirige, lo que para el otro puede parecer como que debe ‘obedecer y no interferir’ en las decisiones, para no generar malestar”, explica.
“Los conflictos surgen cuando el que siempre sugiere se cansa y pasa entonces toda la responsabilidad del tiempo de vacaciones al otro, quien no sabe cómo hacerlo, porque nunca ha tenido la oportunidad”.
Comunicación
“Una vez más nos encontramos ante una mala comunicación de pareja previa, donde se da por hecho que uno de los dos miembros es el que ‘debe o sabe’ hacer mejor esa tarea; que tal y como indicamos es cosa de dos”, agrega el psicólogo, que también se hace eco de que algunos pacientes aseguran que de repente se dan cuenta de todo lo malo de su pareja.
“Si bien un número significativo de parejas discuten en verano, no por ello significa que vayan a sufrir una crisis de pareja. Los psicólogos recordamos que la mejor manera de evitar estas crisis estivales es trabajar en nosotros mismos, y ello nos ayudará a mantener una mejor relación de pareja”, asegura Crespo.
“El verano puede poner a prueba muchas relaciones, pero si existe una relación sólida y hay más aspectos positivos que negativos, no hay razón para que una discusión signifique que las cosas no van bien o que lleven a una ruptura”, puntualiza.