Fotosensibilidad: por qué algunas personas tienen reacciones cutáneas por el sol y qué tipos hay
El clima español es famoso por su abundancia de días soleados incluso en estaciones como el otoño o el invierno, lo que tiene varios efectos positivos en nuestra salud. No obstante, esta característica también posee un lado dañino; un caso especialmente grave es el de la fotosensibilidad, un abanico de diferentes reacciones cutáneas ante la exposición a la luz solar.
Como indica la versión para profesionales del manual diagnóstico MSD, la fotosensibilidad consiste en una reacción cutánea excesiva ante la luz solar. Puede estar relacionada con la fotoalergia o la fototoxicidad, dos condiciones en las que aparecen daños asociados a la exposición solar, y puede ser idiopática (de causas y origen desconocidos) o aparecer tras el contacto con determinadas sustancias o alérgenos.
También tenemos que tener en cuenta que la fotosensibilidad puede constituir un síntoma de ciertas condiciones sistémicas como lupus eritematosos sistémico, porfiria, pelagra, o xerodermia pigmentaria. Por ello, se considera que requiere atención y estudio médico.
Urticaria solar, qué es y cómo se aborda
Como decimos, la fotosensibilidad se caracteriza por la aparición de reacciones cutáneas relevantes, aunque de variada intensidad y tipo, en la piel tras la exposición a la luz solar. Estas suelen presentarse en pocos minutos y resolverse en menos de 24 horas.
Una de las más comunes es la urticaria, que cursa con enrojecimiento y picor o comezón intenso limitado de manera relativamente estricta a las áreas expuestas de la piel. El componente del espectro de luz que causa las lesiones puede variar en cada persona.
Cuando afecta a zonas extensas de la anatomía, pueden darse síntomas sistémicos asociados, como síncope, mareo, sibilancias u otros. Su tratamiento es difícil, y suele consistir en la administración de bloqueantes H1, corticosteroides tópicos y filtros solares. También puede intentarse la desensibilización, y un fármaco inmunoterapéutico (omalizumab) ha logrado resultados prometedores en un grupo reducido de pacientes. Por lo general, se considera un trastorno crónico, con tendencia a presentarse de manera intermitente durante varios años.
Fototoxicidad y fotoalergia, asociadas a fármacos
Por otra parte, se conoce un gran número de sustancias que, tras la ingesta o el contacto con la piel, predisponen a sufrir reacciones después de la exposición al sol.
Muchas de estas sustancias son fármacos, incluyendo la isotretinoína, los antiinflamatorios no esteroideos (un grupo amplio que incluye el ibuprofeno), las quinolonas, las sulfonamidas, la doxicilina, la trimetoprimas, los antidepresivos tricíclicos, la cloroquina o la quinina. En términos amplios, las reacciones de esta clase se dividen en dos tipos: fototoxicidad y fotoalergia.
La fototoxicidad aparece cuando compuestos que absorben la luz generan directamente sustancias inflamatorias, que a su vez causan lesiones en el tejido con dolor y eritema (como quemaduras solares). Pueden aparecer en cualquier persona con gravedad variable, y algunas de sus causas típicas incluyen la aplicación de ciertos agentes tópicos, el contacto o la ingesta de algunas plantas (fotofitotoxicidad; puede suceder con la lima, el apio o el perejil) y algunos fármacos.
A su vez, la fotoalergia es una respuesta inmunitaria que aparece cuando un fármaco o sustancia cambia su estructura molecular por acción de la luz solar y pasa a comportarse como un alérgeno. Es necesario que se haya dado exposición previa a la sustancia, y la reacción que causa suele ser eccematosa, con eritema, descamación, prurito, y en ocasiones, vesículas. Puede aparecer ante productos como protectores solares o lociones para después del afeitado, y la reacción puede extenderse a zonas no expuestas al sol.
Erupciones polimorfas reactivas a la luz
Por último, las reacciones polimorfas lumínicas son lesiones que reaccionan ante la luz ultravioleta y a veces la luz visible. Al contrario que otras formas de fotosensibilidad, no suele asociarse a sustancias, fármacos o enfermedades sistémicas; por el contrario, muchos pacientes tienen antecedentes familiares, lo que sugiere un factor genético.
En estas personas, las erupciones aparecen en áreas expuestas a los rayos solares, normalmente entre 30 minutos y unas horas después (aunque en ocasiones se presentan hasta varios días más tarde. Las lesiones son pruriginosas, eritematosas y a menudo papulosas, si bien también pueden ser papulovesiculosas o en forma de placas. Se dan con mayor frecuencia en mujeres o en individuos procedentes de zonas de climas poco soleados.
Estas reacciones suelen remitir por sí solas al cabo de algunas horas o días, y mejorar a medida que aumenta la exposición solar con el avance de las estaciones. Aún así, hay algunos enfoques que pueden ayudar a los pacientes más afectados, como la fototerapia o los corticosteroides tópicos. Aquellas personas en las que la enfermedad resulte incapacitante pueden beneficiarse del tratamiento con inmunosupresores.
Referencias
Julia Benedetti. Fotosensibilidad. Manual MSD (2023). Consultado online en https://www.msdmanuals.com/es/professional/trastornos-dermatol%C3%B3gicos/reacciones-a-la-luz-solar/fotosensibilidad el 21 de octubre de 2024.
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