Por qué las personas que roncan podrían tener más riesgo de sufrir cáncer, tromboembolismos y deterioro cognitivo
Aunque tengamos los ronquidos muy normalizados, en realidad a menudo constituyen un problema médico que puede tener consecuencias o que puede estar advirtiéndonos de un problema subyacente.
Concretamente, tres nuevos estudios presentados en el Congreso anual de la Sociedad Respiratoria Europea ha encontrado que, cuando los ronquidos son consecuencia de la apnea obstructiva de sueño (uno de los trastornos del sueño más habituales) se asocian con un mayor riesgo de cáncer, una disminución en la capacidad de procesamiento del cerebro y en un mayor riesgo de formación de coágulos sanguíneos.
Privación de oxígeno
Tal y como se puso de manifiesto en el evento, la apnea obstructiva del sueño es un trastorno común del sueño en el que las personas experimentan una obstrucción parcial o completa de las vías respiratorias durante el sueño y para de respirar varias veces cada noche. Esto puede manifestarse en la forma de ronquidos, bocanadas y somnolencia diurna. El sobrepeso y la obesidad, la diabetes, el tabaquismo y el uso de alcohol son importantes factores de riesgo.
La dificultad para respirar causa un descenso en la saturación de oxígeno en sangre, lo que resulta dañino para muchos tejidos. Como mecanismo compensatorio, el cuerpo puede aumentar la producción de glóbulos rojos, encargados de trasportar oxígeno a los tejidos.
Además, es común que durante la apnea obstructiva del sueño provoque frecuentes despertares y fragmentación del sueño, con lo que la calidad del descanso se ve seriamente comprometida.
Cáncer, trombosis y deterioro cognitivo
Como señala una nota de prensa emitida por la propia Sociedad Respiratoria Europea, el primer estudio, llevado a cabo sobre más de 60.000 pacientes, encontró que, aun teniendo en cuenta factores como la obesidad (que también aumenta el riesgo de padecer cáncer), la falta de oxígeno que produce la apnea del sueño se asociaba a una mayor incidencia de cáncer. La severidad tumoral se incrementaba en paralelo a la desaturación de oxígeno en sangre, y el tratamiento con presión positiva continua en las vías respiratorias reducía la incidencia y la severidad.
Algo similar sucedía con el decline cognitivo; los autores del segundo trabajo observaron en 358 pacientes que la mayor severidad de la apnea del sueño se correspondía también con una mayor velocidad en la perdida de capacidad de procesamiento en un periodo de cinco años.
Por último, el tercer grupo de investigadores realizó un seguimiento de más de 7.000 pacientes con apnea obstructiva del sueño durante más de seis años y encontró que estas personas tenían el doble de riesgo de padecer tromboembolismos venosos respecto a la población sana.