Estos son los efectos secundarios de la paroxetina, uno de los antidepresivos más consumidos en España
El número de antidepresivos que se receta cada año en España no ha dejado de crecer en los últimos años (sólo en 2021, en nuestro país se prescribieron 49,5 millones de cajas de ansiolíticos, según datos del ministerio de Sanidad).
Cuando consumimos este tipo de fármacos, se vuelve especialmente importante informarse para hacer un uso correcto, ya que se trata de medicamentos con importantes efectos secundarios y riesgos asociados. Al fin y al cabo, se trata de sustancias que afectan al funcionamiento de nuestro sistema nervioso, por lo que además de conocer sus propiedades es vital seguir en todos los casos las instrucciones del facultativo que nos las receta.
¿Cuáles son sus posibles efectos secundarios?
De acuerdo con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), la paroxetina puede provocar una amplia variedad de efectos adversos con diversos grados de frecuencia y de diferentes naturalezas.
En más de uno de cada diez casos, se ha registrado que produce:
- Náuseas
- Disfunción sexual.
Algo más raramente, en hasta uno de cada diez casos, provoca:
- Disminución del apetito.
- Aumento de los niveles plasmáticos de colesterol.
- Somnolencia.
- Insomnio.
- Agitación.
- Sueños anormales (incluyendo pesadillas).
- Mareos.
- Temblores.
- Dolor de cabeza.
- Disminución de la concentración.
- Visión borrosa.
- Bostezos.
- Estreñimiento.
- Diarrea.
- Vómitos.
- Sequedad de la boca.
- Sudoración.
- Astenia.
- Ganancia de peso.
- Alteraciones sensitivas (tras la retirada del tratamiento).
- Ansiedad (tras la retirada).
- Dolor de cabeza (tras la retirada).
Menos comunes (hasta uno de cada cien casos) son otros como:
- Hemorragia anormal, predominantemente en la piel y en las membranas mucosas.
- Control glucémico alterado en pacientes diabéticos.
- Confusión.
- Alucinaciones.
- Trastornos extrapiramidales.
- Midriasis.
- Taquicardia sinusal.
- Aumento o disminuciones transitorias de la presión arterial, hipotensión postural.
- Erupciones cutáneas, prurito.
- Retención urinaria.
- Incontinencia urinaria.
- Agitación (con la retirada del tratamiento).
- Náuseas (tras la retirada).
- Temblores (tras la retirada).
- Confusión (tras la retirada).
- Sudoración (tras la retirada).
- Inestabilidad emocional (tras la retirada).
- Alteraciones visuales (tras la retirada).
- Palpitaciones (tras la retirada).
- Diarrea (tras la retirada).
- Irritabilidad (tras la retirada).
Hasta en uno de cada mil casos, la paroxetina se relaciona con:
- Hiponatremia.
- Reacciones maníacas.
- Ansiedad.
- Pérdida de personalidad.
- Ataques de pánico.
- Acatisia.
- Convulsiones.
- Síndrome de piernas inquietas.
- Bradicardia.
- Aumento de las enzimas hepáticas.
- Artralgia.
- Mialgia.
- Hiperprolactinemia/galactorrea.
- Trastornos menstruales.
En hasta uno de cada diez mil, se ha registrado:
- Trombocitopenia.
- Reacciones alérgicas graves y potencialmente mortales.
- Síndrome de secreción inadecuada de la hormona antidiurética.
- Síndrome serotoninérgico (incluyendo agitación, confusión, diaforesis, alucinaciones, hiperreflexia, mioclonos, escalofríos, taquicardias y temblores).
- Glaucoma agudo.
- Hemorragia gastrointestinal.
- Efectos hepáticos.
- Reacciones adversas cutáneas severas.
- Priapismo.
- Edema periférico.
Por último, con frecuencia desconocida desencadena:
- Bruxismo.
- Agresividad.
- Pensamientos y comportamientos suicidas.
- Acúfenos.
- Colitis microscópica.
- Hemorragia posparto.
Dependencia y retirada del medicamento
Como hemos mencionado, se trata de un medicamento que causa una serie de efectos secundarios cuando se retira de manera brusca, ya que su uso continuado puede generar una cierta dependencia física. Por este motivo, es especialmente pertinente seguir las indicaciones del facultativo a la hora de reducir la dosis o cesar su consumo, y se aconseja evitar hacerlo por iniciativa propia.
Así, se han notificado mareos, alteraciones sensitivas (incluyendo parestesia, sensación de calambres y acúfenos), alteraciones del sueño (incluyendo sueños muy vívidos), agitación, ansiedad, temblores, confusión, sudoración, dolor de cabeza, diarrea, palpitaciones, inestabilidad emocional, irritabilidad y alteraciones visuales.
Normalmente, la intensidad de estas reacciones es leve o moderada, y los síntomas cesan espontáneamente; sin embargo, se han notificado instancias en las que pueden ser graves o prolongadas.