El 50% de la violencia sexual contra los niños se produce en la familia
El 50% de las violencias sexuales contra niños y adolescentes se producen en el ámbito familiar. Esto choca directamente con el mito de que la familia es, ‘per se’, un entorno de protección. “En las familias también se vulneran los derechos de los niños y hay que poner el foco en ello”, ha advertido Giuliana Ríos, trabajadora social sanitaria del Equipo Emma, la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. El Equipo EMMA, creado hace tres años, ha presentado este jueves el balance anual de su actividad.
Aunque la unidad está especializada en violencias (en general) contra la infancia, la “gran mayoría” de las víctimas atendidas han sufrido “violencia sexual”. “Es un problema muy grave de salud pública, así como un problema social. Esto provoca enfermedad en niños y jóvenes. La manera en que responda la sociedad afectará de una manera u otra al niño o adolescente”, ha advertido Anna Fàbregas, adjunta del Servicio de Pediatría de Vall d’Hebron y coordinadora del Equipo EMMA. Y los sanitarios de esta unidad, advierte la pediatra, solo ven “la punta del iceberg”, pues los estudios apuntan a que una de cada cinco personas (un 20% de la población) ha sufrido violencia sexual en su niñez o adolescencia.
Según el Equipo EMMA, el 85% de estas violencias se producen en el entorno conocido de las víctimas. Y dentro de este porcentaje, la gran mayoría (un 49% del total) se ha producido dentro de la familia. “El agresor es una persona conocida, incluso una persona integrada en nuestro entorno”, ha advertido Ríos. Aunque el Equipo EMMA atiende a menores de 16 años, la media de edad de los pacientes son los 10 años.
Cuando el agresor pertenece a la familia de la víctima, es el padre quien con más frecuencia inflige la violencia sexual (en un 30% de los casos), seguido de la pareja de la madre (un 19%), el primo (un 17%), el abuelo (un 11%) y el hermano (un 6%). Aun así, la violencia sexual ocurre “en todos los ámbitos”: casa, escuela, colonias… “No podemos mirar hacia otro lado”, ha defendido Fàbregas.

Balance anual
A lo largo de este 2023, esta unidad especializada de Vall d’Hebron ha atendido a 314 nuevas víctimas, “mayoritariamente por violencia sexual”, según Fàbregas. De estas 314 víctimas, un total de seis adolescentes llegaron al equipo embarazadas fruto de estas agresiones. En un 65% de los casos llegaron derivadas de la atención primaria. Además, un 79% de las víctimas eran niñas de entre 13 y 16 años, las cuales verbalizaron haber sufrido una forma de violencia reciente o hace tiempo. “También aquí vemos este sesgo de género. Necesitamos una perspectiva de género para abordar esta problemática”, ha apuntado Ríos.
La madre suele ser la figura de confianza a quien esta niña hace la revelación. En el 50,5% de los casos ha sido la progenitora a quien se le ha contado esto, seguida de un profesional del entorno escolar (11% de los casos). “Los niños no verbalizan algo así cuando quieren, sino cuando pueden. Una revelación de este tipo es un acto de valentía y una demanda de ayuda sin precedentes. Qué menos que estar a la altura”, ha defendido esta trabajadora social.
Por su parte, el perfil del agresor es predominantemente masculino: el hombre es el que agrede a menores en un 97% de los casos. Además, en un 56% de los casos la violencia ha sido perpetrada por adultos y en un 26%, por menores de 18 años.
Impacto en la salud mental
Noticias relacionadas
Aproximadamente un 60% de los niños que llegan a esta unidad presentan una psicopatología, como estrés postraumático, depresión, ansiedad, conductas autolesivas o intentos de suicidio. El estrés postraumático es el más frecuente en esta población. “Uno de cada tres niños atendidos, un 36%, presentan trastorno por estrés postraumático, que se caracteriza por los recuerdos intrusivos, la pérdida de confianza, un estado de hiperalarta o dificultades para conciliar el sueño”, ha destacado por su parte la psicóloga clínica Mireia Forner.

Pese a todo, Forner ha querido “romper con algunos mitos”, como por ejemplo ese que dice que los niños que sufren violencia sexual “quedan marcados para siempre”. “La violencia sexual es algo muy complejo. Pero si un niño que revela lo que ha pasado tiene un entorno que acompaña y recibe el tratamiento necesario, se puede recuperar de la violencia sin efectos a largo plazo. De ahí la importancia de la detección y la prevención”, ha dicho la psicóloga.