Ataque de pánico, trastorno de pánico y ansiedad: diferencias y tratamiento
A todos nos resultan familiares los conceptos de “ataque de pánico”, “trastorno de pánico” y “ansiedad”. Sin embargo, diferenciarlos no es tan sencillo. Muchas personas afirman tener ansiedad antes de realizar un examen porque se sienten nerviosas, que el corazón les va más rápido. Pero, otras creen que se van a morir y tienen síntomas muy extremos como hormigueo en extremidades, mareos, falta de aire, entre otros.
El Ministerio de Sanidad explica que los trastornos de ansiedad afectan al 6,7% de la población y que se trata de un problema que parece que crece a medida que pasan los años. Cada vez, son más las personas a las que se les diagnostica ataque de pánico, trastorno de pánico y ansiedad. Por eso, diferenciar entre estos tres conceptos es vital.
¿Qué es el ataque de pánico?
Los especialistas de Mayo Clinic informan de que la mejor definición para un ataque de pánico es aquella que hace referencia a un miedo intenso que provoca una serie de reacciones físicas que desconciertan a la persona que está experimentando el ataque de pánico. Esta persona puede estar tranquilamente trabajando en su oficina cuando, de repente, puede empezarle a latir el corazón muy rápido, sudar, sentir dolor en el pecho y calambres, notar falta de aliento y sentir que se va a morir.
Es una situación desagradable que suele tener una duración que puede ir desde los 5 minutos hasta la media hora, dependiendo de cada caso. Los síntomas son tan diversos que, además de los mencionados, pueden aparecer náuseas, entumecimiento, sensación de que se paraliza una parte del rostro, tener sentimientos de irrealidad, etc. Un ataque de pánico es puntual y desde Mayo Clinic afirman que una situación estresante, que ha podido darse en días anteriores, puede desencadenarlo.
¿Qué es el trastorno de pánico?
Puede que el ataque de pánico y el trastorno de pánico se confundan, sin embargo, conviene matizar algunas de sus diferencias. El trastorno de pánico es un ataque de pánico que se da de forma recurrente, es decir, no es puntual, sino que puede ocurrir todos los días. En ocasiones, esto sucede por el miedo atroz a experimentar los síntomas del ataque de pánico. Este miedo hace que se retroalimente esta situación haciendo que aparezca una y otra vez.
Recuperando el ejemplo anterior, si una persona ha tenido un ataque de pánico en su oficina cuando estaba trabajando, puede que asocie ese espacio con esa sintomatología tan desagradable y que la vuelva a experimentar desarrollando, así, un trastorno de pánico.
¿Qué es la ansiedad?
Ahora que conocemos un poco más a fondo lo que es un ataque y trastorno de pánico, es el momento de explicar los problemas de ansiedad. Según la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la ansiedad se mantiene en el tiempo. No se trata de una explosión de síntomas repentinos, sino que se gesta progresivamente cada día y, en ocasiones, sus manifestaciones pueden confundirse con otros problemas.
Por ejemplo, la SEP menciona estar todo el tiempo cansado, dormir mal o tener dificultades para concentrarse como síntomas de la ansiedad. También, es común presentar diarrea durante 1 semana, por ejemplo, incluso dolores de barriga sin que realmente nada los haya causado. Los mareos y desmayos también se pueden producir, así como temblores y tensión muscular.
Uno de los diagnósticos característicos cuando se sufre ansiedad es el bolo histérico. Se trata de esa sensación de opresión en la garganta que muchas personas sienten cuando tienen ansiedad. Esta no limita las actividades diarias, aunque sí puede generar incomodidad, reducir la concentración y mermar la productividad.
¿Cuál es el tratamiento más oportuno?
El principal tratamiento para todos estos trastornos es acudir a un psicólogo. Es la mejor forma de saber qué es lo que está generando estos problemas que pueden dificultar el día a día. Además, cuando se ignoran los síntomas de la ansiedad pueden aparecer ataques de pánico que terminen convirtiéndose en un trastorno. Una forma en la que el cuerpo avisa de que algo no va bien y de que conviene ponerle una solución.
Otro tipo de tratamientos, además de la psicoterapia, puede ser el farmacológico. Hay medicamentos que calman la ansiedad y los ataques de pánico, sobre todo estos últimos que pueden ser realmente fuertes. No obstante, estos medicamentos no deben tomarse durante un largo plazo, ya que tienen unos severos efectos secundarios.
Cuidar la dieta, hacer ejercicio, meditar y tener relaciones sanas son otras maneras de completar el tratamiento para los ataques de pánico, trastornos de pánico y ansiedad. Hay personas que están más predispuestas que otras a sufrirlos y no es nada agradable. Por eso, cuanto antes se busque ayuda, mejor.
Bibliografía
- Ayuso Gutiérrez, J. L. (2008). ¿ Está justificado el tratamiento prolongado con benzodiacepinas?. Salud mental, 31(6), 429-430.
- Cía, A. H. (2007). La ansiedad y sus trastornos: manual diagnóstico y terapéutico. In La ansiedad y sus trastornos: manual diagnóstico y terapéutico (pp. 494-494).